Madrid
Su fuerte capacidad lírica y evocadora, y la solemnidad contemplativa que emana de su obra, la convierten en una de las más profundas reflexiones existenciales del arte del siglo XX.
La obra de Tàpies, inicialmente surrealista, se desarrolló a partir de 1953 entre el drama existencialista y la actitud meditativa del budismo zen. El pintor catalán es probablemente el ejemplo más complejo y creativo de la pintura matérica, una de las ramas principales del arte informalista, previamente desarrollada por Fautrier y Dubuffet.
La incorporación de grafismos gestuales, signos y objetos de desecho, y la realización de obras tridimensionales, han enriquecido la evolución del pintor, haciéndole partícipe de aspectos del arte povera y del mundo de las instalaciones.La presencia de la escritura en sus obras devuelve al signo toda su capacidad ideográfica y otorga al lenguaje una fuerza con un valor mágico-religioso, de raíz claramente románica.
Los signos están presentes, atados a nuevas conexiones y con nuevos elementos, pero siempre presentes. Y así, su creatividad tiene siempre como resultado obras de una gran contundencia plástica.